Participantes: 6
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Paco Ruiz, Manuel D., Luci,
Manu, Jesús C. y Jerónimo
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Distancia recorrida:
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29,5 kilómetros
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Desnivel de subida acumulado:
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740 metros
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Altura mínima: (300m, cerca de la Cortijada de las Máquinas y del Río Guadaíza)
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Altura máxima: (Torre del Daidín - 610 m)
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Tipo de recorrido:
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Tramo circular y tramo lineal de
ida y vuelta
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Desayuno
en el bar la Esquinita de Fuengirola. Jerónimo nos invitó celebrando así su
cumpleaños anticipadamente. ¡MUCHAS FELICIDADES PARA EL 24, y hasta entonces
también!
Estaba
programada La Concha desde el cementerio de Marbella con un montón de gente
apuntada; como anunciaban lluvia el personal se fue borrando, borrando…quedando
al final los 6 citados. Hay que comprender que las telas y pieles de mala
calidad cuando se mojan encogen, por tanto más vale prevenir.
En
el desayuno discutimos dónde ir porque las piedras de La Concha estarían muy
resbaladizas. Jerónimo propuso ir a visitar los bosques de sierra Palmitera,
zona desconocida para todos excepto para él. Aceptamos, claro. ¡Qué no conocerá
Jerónimo!
Aparcamos
frente a la salida de la Zagaleta con un vientecillo más bien fresco. Nos
abrigamos y ¡al camino!
Y
qué camino tan bonito, Desde el principio hasta el final nos sumergimos en un
bosque antiguo, repleto de alcornoques, quejigos y pinos resineros, con un
sotobosque de brezo blanco, mirto, lentisco, madroño, chaparro y coscoja, con
jaras pringosas, de Montpellier, rizada y blanca…hasta la nepeta y la aulaga contribuían
con sus flores a completar el espectáculo a ras de suelo, y en las cañadas los
sauces aún conservaban alguna hoja otoñal. Todo un espectáculo.
El
bosque con su silencio nos absorbió, silencio atenuado por la música de la
brisa en las copas de los árboles y por el bullir del agua despeñándose en las
cañadas. Y qué decir de las vistas. Caminamos por la vertiente derecha del
Guadaíza con la sierra de las Apretaderas y Plaza de Armas enfrente, cubiertas
totalmente de bosque, y descollando sobre ellas, La Concha, la sierra de las
Nieves coronada de blanco, hasta el Abantos de ingrato recuerdo se asomaba al
Guadaíza. Todo esto visto a través de los huecos de alcornoques, quejigos y
pinos. Una maravilla.
Caminando
en ese ambiente de cuento de hadas comenzaron a aparecer setas. No podían
faltar. Primero las enormes lepiotas, algunas hasta de medio metro de altura,
después los níscalos y más tarde los pie azul tan grandes y en grupos tan
numerosos como nunca los habíamos visto. Llenamos la cesta, tuvimos que sacar
bolsas y ya decidimos no coger más para no ir tan cargados.
La
mañana estaba inestable, con nubes pero sin lluvia. En un determinado momento
la sierra de enfrente se cubrió de llovizna aunque sin atravesar el río hacia
nosotros. Con esa mala perspectiva decidimos, algunos a regañadientes, seguir a
Jerónimo hasta el cortijo del Dairín, alrededor de hora y media de caminata
adicional. Tomamos la pista a buen paso y llegamos al lugar donde estuvo la
antigua alquería del Dairín. El “lugar de la luz” debe querer decir el nombre.
Luz no había mucha, pero manantiales y agua por todas partes.
Debajo
de las ruinas del Dairín, bajo un alcornoque impresionante, había una mesa de
madera con bancos y servicio para seis comensales. ¿Estaría dispuesta para
nosotros? No lo dudamos, nos sentamos y comenzó ese trajín tan familiar de
sacar los condumios, vinos, vasos y cubiertos. Tuvimos compañeros en la comida:
varios cerdos montunos, alguna con sus crías, merodeaban alrededor pero sin
acercarse demasiado. Nos entró la duda si la mesa estaría dispuesta para
nosotros o para ellos. Como ellos la tenían todos los días nos la cedieron
gustosos.
Para
que el disfrute fuera completo comenzó a aclarar haciendo honor al “lugar de la
luz” al que alude el nombre.
Sólo
quedaba recorrer los 11 km hasta el coche. A buen paso y con alegría lo hicimos
en poco más de 2 horas, recogimos los trastos y a casa sin haber sacado los
impermeables de las mochilas.
Volveremos
a sierra Palmitera porque es una delicia caminar en esos bosques.
Mapa de la ruta
Comenzando a andar entre jara pringosa
La umbría del bosque
Armillaria mellea
Por momentos el cielo se abre
Hygrocybe conica - Higróforo cónico
Al fondo el Torrecilla con algo de nieve
Lepista nuda - Pie azul
Veredas que bordean las cañadas
Algunos alcornoques con brazos sobresalientes
Clitocybe geotropa - Platera?
Los sauces otoñales descubren el cauce de los arroyos
Cruzando una barranquera que ha borrado el camino
Por el camino algunas setas que van llenando el cesto
Caminos de hojarasca
¡Qué alegría de agua en cada rincón!
Charcos
Entre brezos, pinos y alcornoques
La cesta llena
¡Mi tesoooro¡
Musgo sobre el tronco de un quejigo
Enorme alcornoque de múltiples ramas
Haciendo equilibrios
Un rincón más lleno de magia
El color del bosque
Quejigo hueco junto al camino
Viejo castaño
Llegando al Daidín
Junto a la Torre del Daidín
Foto de grupo
Preparando la mesa para la comida
Algo tienen en común
Cortijo en ruinas en el Daidín
Un poco de energía y un rayillo de sol
Alcornocal
El bosque y La Concha, nuestro objetivo primigenio